La punción seca se define como la técnica invasiva por la cual se introduce una aguja de acupuntura en el cuerpo sin introducir sustancia alguna. Al no emplear ningún agente químico, se considera que este estímulo mecánico constituye un agente físico que permite clasificar la técnica como fisioterapia invasiva.
El objetivo de la punción seca es “desactivar” los síntomas que el punto
gatillo miofascial (acortamiento del tejido muscular, conocido como contractura
máxima) está generando a ese nivel o a distancia (dolor referido), para
conseguir así, la relajación refleja de dicho músculo. Es una técnica levemente
dolorosa en el momento y puede persistir dolor post-punción durante unas horas.
El tratamiento en el momento no suele durar más de unos 5 minutos
aproximadamente.
Después se puede realizar un tratamiento post-punción para disminuir la
sensación producida por el pinchazo que incluye masaje de la zona y
estiramientos suaves de la musculatura implicada.
En una contractura o punto gatillo, el músculo no está recibiendo los
nutrientes necesarios para su correcto funcionamiento y es por eso que aparece
el dolor. Tras aplicar la técnica de punción seca, el sistema nervioso central
comienza un proceso de regeneración de este músculo dañado de forma que llegan
más nutrientes, y si la punción ha sido acertada, el músculo se relaja en su
totalidad y desaparecen síntomas como el dolor local y el dolor referido.
Los procedimientos invasivos en el ámbito de la práctica de la terapia física
en todo momento deben realizarse por personal adecuado y certificado. Entre
ellos se encuentra el fisioterapeuta el cual tiene la capacitación adecuada
para realizar este tipo de tratamiento, llevando en muchos casos a solucionar problemas
crónicos para los que no se encontraba solución.
El mejor resultado terapéutico comporta una disminución inmediata del dolor de
más del 20%, seguida de otra paulatina mejoría en los días siguientes al
tratamiento.
En ocasiones los efectos de la punción seca son inmediatos y espectaculares,
pero en la mayoría de las ocasiones se necesita tiempo y varios días
tratamientos para conseguir los resultados adecuados.
Si en dos o tres tratamientos la respuesta obtenida no es del todo
satisfactoria debemos volver a examinar al paciente y a seleccionar otra área a
tratar. Si continuamos sin mejoría paralizaríamos el tratamiento.
La punción seca sería, por tanto, una opción a barajar para tratar cualquier
síntoma de dolor local o referido que creamos que tiene relación con la
existencia de un punto gatillo.